La droga de los pobres

Por Claudio Mezza / Junio 2011

Hoy voy a compartir con mis lectores un extracto del libro escrito por Joaquín Piña, que lleva el título de La verdad los hará libres
Hemos hablado mucho del dengue y de la fiebre porcina y, sin
embargo, muy poco se ha hablado del paco y de otras drogas que están matando a nuestros chicos.”
El paco mata a diez chicos por semana, o sea a cuarenta jóvenes por mes, solo en el gran Buenos Aires.
Sabemos que el paco es la droga de los pobres y seguramente por ésto que no le hacen mucho caso. Es la que se consigue en cualquier lado y a muy bajo precio, ya que se obtiene de los residuos de la fabricación de la cocaína y toda clase de otras porquerías más.
Está demostrado que es más letal aún que cualquier otro de los alucinógenos. La prueba está en los hechos. En una semana, o un mes, mata al consumidor.
En los hospitales no saben qué hacer con esta clase de pacientes; no los quieren atender cuando los llevan casi en coma. Si están heridos los curan, y a la calle otra vez.
Algunos, dicen, mueren por sobredosis, literalmente reventados.
Este es el cuadro de la realidad. Y frente a esto ¿Qué? La responsabilidad principal es de los padres.
Pero me pregunto: ¿Y cuándo los padres no existen o están ausentes como si no existieran?  Este es uno de los grandes dramas de nuestra sociedad actual, resultado con frecuencia, de la marginación, la pobreza y la desigualdad social. Por lo tanto, señalamos también a los responsables de esta situación, esto es un gran negocio, o no habría droga en las calles. El problema está arriba. Y es lo que sospecha todo el mundo: que hay gente muy poderosa que está en este negocio tan vil.
Y es evidente que si no se ataca ahí porque hay enormes intereses de por medio, no se va a terminar con el narcotráfico y se van a seguir muriendo nuestros jóvenes.
Está bien que nos ocupemos del dengue y de la fiebre porcina, pero no seamos hipócritas.
Comparto totalmente con este comentario y pienso que todo pasa por una política de estado que se decida a pelear de frente y en todos los frentes (educación, economía, parte social) contra este flagelo que corroe a la familia que es la célula básica de la sociedad y sin ella se vendría abajo toda nación.

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