Hablamos, decimos, opinamos, pensamos y nos expresamos.
Nos comunicamos a través de gestos y palabras que tienen una impronta en los demás y en nuestra vida de relación.
El músico de rock, Fito Páez, fue citado por el fiscal federal contravencional y de faltas de la ciudad de Buenos Aires, Martín Lapadú, a una audiencia de conciliación con dos abogados que lo denunciaron por sus dichos tras la victoria de Mauricio Macri en la primera vuelta de los comicios de este año.
“Da asco la mitad de Buenos Aires. Siento repulsión por la mitad de una ciudad que supo ser maravillosa con gente maravillosa” decía la nota que Fito Páez escribió el pasado 12 de julio en el diario porteño Página 12 tras el triunfo de Macri con el 47% de los votos.
Dos abogados denunciaron penalmente al músico por estos dichos al sentirse agraviados como ciudadanos de dicha lugar y la audiencia es para que el músico se retracte de sus dichos.
Todo lo que decimos tiene un efecto en los demás y produce un impacto. El tema aquí hace un cruce entre aquellas personas que se pueden sentir heridas y la libertad de expresión.
¿Hasta dónde llegan nuestras palabras? ¿Podemos decir lo mismo sin ofender a quienes nos escuchan o nos leen?
La verdad, es para pensar ese inter juego entre la posibilidad de expresar nuestras ideas con libertad y el poder que tienen nuestras palabras.